La característica básica y fundamental de las Sociedades Gastronómicas es ofrecer a sus asociados recreo y descanso en base a la gastronomía. Para ello el local dispone de unas instalaciones cada vez más confortables y, como piezas fundamentales, de una cocina y bodega utilizadas libremente.
La cocina y la bodega. Ambas cuidadosamente mantenidas de forma que cualquier socio pueda preparar para su cuadrilla la cena semanal. O prepararse él mismo la merienda antes de la partida de cartas. La Sociedad Gastronómica fue el primer self service del mundo. Cualquier socio podrá retirar de las baldas y armarios cuanto precise para cocinar: perolas, sartenes, cubertería y vajilla, aceite, sal, latas de conserva, la sidra y toda clase de vinos y licores.
Lógicamente, los artículos perecederos - carne, pescado o verduras - los habrá adquirido previamente en el mercado. A la mesa le esperan los amigos que llegaron a la hora exacta y ahora comienzan a servirse alabando la madurez de los tomates, el punto justo de la sopa y la frescura de la merluza, piropos que el cocinero agradece aparentando una falsa modestia, y que le compensan del largo tiempo pasado ante el fogón.
Acabada la cena, y antes del mus para que no se olvide ningún detalle, el socio anotará en la lista todos aquellos productos que ha tomado de la despensa y bodega. Hará las cuentas y señalará el importe que toca pagar a cada uno de los comensales. Retirará lo que él abonó en el mercado y el resto será depositado, junto a la lista de precios y los consumos, en un buzón colocado para este fin.
En la descripción anterior quedan expuestas las características de una Sociedad gastronómica. Son estas: a) la existencia de una cocina y bodega; b) el autoservicio de los socios; c) quien cocina lo hace de forma gratuita; d) el abono de las materias utilizadas se hace sin otro control que la conciencia del socio.
Otra muestra de la confianza recíproca entre los socios es la llave. Cualquier socio tiene derecho a poseer la llave de la Sociedad, de forma que puede acceder a ella cuando le apetezca, sin limitación de horarios.
Como el sistema se basa en la mutua confianza, es lógico que la entrada de nuevos socios se controle rigurosamente. Deberán ser presentados por otros socios que los avalen, funcionando además el derecho de veto por el que puede impedirse la entrada de cualquier aspirante.
La mayoría de Sociedades tienen cubierto su cupo de socios. Los aspirantes forman las listas de espera. Cada Sociedad establece las normas de entrada, generalmente basadas en la fecha de solicitud. Algunas admiten socios eventuales, que lo son a todos los efectos, salvo la posesión de la llave. En otras, cuando la baja es por muerte se da preferencia al hijo del fallecido. Existen también socios honorarios, que lo son en virtud de méritos especiales con la Sociedad. La situación de los jubilados es varia, desde la exención total en el pago de sus cuotas, una reducción en las mismas o su abono total.
Los rasgos que caracterizan a nuestras Sociedades, como entes vivos que son, evolucionan a compás de la colectividad en la que están inmersas. En los últimos años han surgido sociedades gastronómicas en el seno de asociaciones profesionales y deportivas que cuentan con un número muy elevado de socios. En ellas no es posible aplicar normas como "una llave para cada socio" ni la "libre disposición de bodega". Son también distintos los métodos empleados para reserva de plaza y abono de consumos.
domingo, 10 de junio de 2007
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